ORÍGENES
La ganadería del Marqués de Saltillo procede directamente de
una de las partes en las que se dividió la vacada del Conde de Vistahermosa,
concretamente el lote adquirido en 1823 por Salvador Varea, que posteriormente
llegó a poder de la familia Picavea de Lesaca, quien la mantuvo entre 1827 y
1854, vendiéndola entonces a Antonio Rueda y Quintanilla, Marqués de 5
altillo.
En el momento de efectuar la adquisición, la vacada estaba
integrada por unas ochocientas cabezas que, el Marqués y posteriormente sus
herederos, seleccionaron y afinaron considerablemente hasta que en 1918 compró
la ganadería Félix Moreno Ardanuy, cuyos descendientes siguen manteniendo aún la
procedencia de Saltillo.
La importancia del encaste de Saltillo en la actual cabaña
brava de nuestro país es puramente testimonial, como lo es igualmente el número
de efectivos puros de esta línea ganadera que subsisten en España. No ocurre lo
mismo en otros países, como Méjico, donde estas reses constituyen la base de las
ganaderías de lidia allí existentes.
Además, en España, las vacadas derivadas de Saltillo lidian muy
pocos productos, llevan muchos años ausentes de las principales ferias y, salvo
el hierro de Moreno Silva, tampoco están presentes en plazas y festejos de
altura, de modo que este encaste es ahora mucho más relevante por su influencia
en la creación de los de Santa Coloma y Albaserrada, que por si mismo.
EL PROTOTIPO DEL ENCASTE DE
SALTILLO
Morfológicamente los ejemplares de Saltillo son de tamaño
medio, en relación con el conjunto de la raza de lidia. Tienen generalmente un
perfil cefálico recto y su cara es más bien alargada, rizosa y de aspecto fiero.
Suelen ser estrechos de sienes, están dotados de ojos grandes y saltones, con
mirada muy viva y presentan con mucha frecuencia el hocico afilado.
De hecho, este hocico de rata sólo se da con regularidad en
tres encastes, el de Saltillo y por influencia del mismo en los de Santa Coloma
y Albaserrada.
Las encornaduras de los ejemplares puros de Saltillo no
aparecen excesivamente desarrolladas, sino que son finas en su base y alcanzan
una longitud media o incluso más corta, dirigiéndose normalmente hacia arriba
(corniveletos) y más raramente hacia arriba y luego hacia atrás (cornivueltos) o
hacia arriba, hacia fuera y finalmente hacia atrás (cornipasos).
El cuello es largo, con poco morrillo y la papada casi
imperceptible, abundando en su condición de "degollados". La línea dorso-lumbar
es muy recta, la grupa redondeada y las extremidades finas y de longitud media,
acordes con el resto del esqueleto, mientras que la cola es fina y no muy
larga.
En conjunto son reses de poco volumen, bajas de agujas y que
lucen capas cárdenas y negras. Los accidentales que acompañan a dichos pelajes
son mucho más reducidos que los descritos como característicos en los
"santacolomas", destacando la presencia del entrepelado, bragado, meano,
axiblanco, listón y rabicano, mientras que las particularidades en forma de
manchas blancas en la cabeza, extremidades, cola o en región del ijar son muy
poco frecuentes.
LAS VACAS DEL ENCASTE DE
SALTILLO
Las hembras de este encaste son más bien pequeñas de talla y
presentan un perfil cefálico característicamente recto, pudiendo darse
ocasionalmente alguna que sea subcóncava.
La cabeza es considerablemente alargada, estrecha de sienes y
de mono, presentando con frecuencia el llamado hocico de rata. Los ojos son
grandes y saltones y las encornaduras se sitúan en una posición alta de la
cabeza, siendo muy finas en todo su desarrollo. Generalmente predominan las
corniveletas y acapachadas, pero también se dan corniapretadas, brochas,
corniabiertas, playeras y más raramente cornivueltas y cornipasas.
El cuello es largo y fino, y la papada apenas se evidencia
(degolladas). La línea dorso-lumbar suele ser muy recta y la ventral no resulta
muy prominente. No suelen ser anchas ni de pecho, ni de grupa. Las extremidades
son finas y proporcionalmente más largas que las de los machos. Las ubres
presentan aspecto globoso y tamaño medio, mientras que la cola es fina y
larga.
En conjunto tienen un aspecto muy vivaz y son armónicas y
bonitas, destacando por su espectacularidad las de pintas cárdenas y
encornaduras veletas, que se identifican como más características del
encaste.
EL COMPORTAMIENTO DEL ENCASTE DE
SALTILLO
En cuanto a su comportamiento durante la lidia, los toros de
Saltillo son marcadamente agresivos y en la actualidad, salvo excepciones,
resultan complicados para la práctica del toreo moderno.
Son bastante desiguales en su pelea durante el primer tercio,
dándose algunos muy bravos, junto a otros que mansean claramente. Además tienen
tendencia a desarrollar sentido y dificultades durante la faena de muleta aunque
también salen algunos ejemplares con mucha calidad. Por estas razones hace ya
mucho tiempo que sólo los lidian diestros que no pueden imponer sus exigencias
en los carteles.
En la actualidad únicamente subsisten en España tres ganaderías
puras de este origen vinculadas a la familia Moreno de la Coya, la de Moreno
Miura, antes de Javier Moreno de la Coya; la que se anuncia a nombre de
Saltillo, dirigida por Enrique Moreno de la Coya y la de José Joaquín Moreno de
Silva.
No hay comentarios:
Publicar un comentario