ORIGENES
Aunque muchos autores discrepan a la hora de reconocer a la
línea Villamaría la categoría de encaste, a causa de la diversidad de tipos
presentes en las ganaderías derivadas de este origen, en el mundo de los toros
siempre se ha reconocido como un encaste diferenciado de los restantes que
componen la actual cabaña brava española.
Esta falta de uniformidad se evidenció ya desde el principio,
ya que deriva de la realización de numerosos cruces, con predominio de casta
Vistahermosa. Su creador fue Álvaro Dávila y Ágreda, Marqués de Villamaría, que
en 1914 la fundó mediante adquisición de 360 vacas de Murube, Urcola y Medina
Garvey, junto con sementales del hierro de Fernando Parladé. Posteriormente
merementó la vacada con hembras de Santa Coloma y la ganadería completa de José
Carvajal, que también derivaba de Parladé y también con sementales del Conde de
la Corte, que tenían idéntica procedencia.
Así, en conjunto, la ganadería creada por el Marqués de
Villamarta aunaba cuatro de los principales encastes derivados de la casta de
Vistahermosa, los de Murube, Parladé, Santa Coloma y Urcola, mientras que la
parte de la vacada derivada de Medina Garvey aportaba un cruce con Casta
Vazqueña, que contribuyó fundamentalmente a dotar al cruce de un mayor tamaño y
que también es la responsable de las pintas berrendas, cárdenas claras,
salpicadas y ensabanadas, que ocasionalmente lucen los ejemplares de este
origen.
Ya en poder de los herederos del Marqués de Villamarta la
ganadería se fue dividiendo y los principales lotes quedaron en poder de Carlos
Núñez, Clemente Tassara y Salvador Guardiola. Carlos Núñez limitó la presencia
de la sangre Villamarta en su ganadería, dejándola siempre como si se tratara de
un comodín para efectuar cruces con la rama principal de su vacada, la derivada
de Rincón y procedente de Parladé. La divisa de Clemente Tassara, ya
desaparecida, contribuyó a extender el origen Villamarta en otras muchas
ganaderías, mediante la venta de numerosos lotes de reproductores, mientras que
las distintas ganaderías que mantienen en su poder los herederos de Salvador
Guardiola constituyen en la actualidad el principal núcleo derivado de
Villamarta y también son el mejor referente para describir el prototipo
morfológico de los vacunos de este origen.
EL PROTOTIPO DEL ENCASTE
DE VILLAMARTA
En general los vacunos derivados de Villamarta son animales
hondos, largos, con una considerable alzada, aunque sin llegar a ser
longilíneos, finos de cabos y por lo general un poco agalgados. Poseen una buena
conformación desde el punto de vista morfológico y disponen de un esqueleto
adecuado para poder soportar pesos superiores a los que se consideran como
medios en la raza de lidia.
Su cabeza es generalmente alargada y más bien estrecha de
sienes, predominando los perfiles subcóncavos. Los ojos son grandes y la mirada
viva, mientras que el hocico suele ser estrecho. Las encornaduras presentan un
buen grado de desarrollo, pudiendo llegar con frecuencia a ser cornalones.
Suelen ser astiblancos, con los pitones muy negros. Asimismo los cuernos son
considerablemente finos en su base y en todo su trayecto, finalizando en pitones
muy agudos. En referencia a la dirección que siguen los cuernos en su trayecto
predominan los animales bien armados, veletos, corniabiertos, cornidelanteros y
acapachados.
El cuello presenta una longitud media en relación con el
conjunto de la raza, el morrillo alcanza un buen grado de desarrollo y la papada
resulta bastante prominente. La línea dorso-lumbar exhibe un frecuente
encorvamiento, dando lugar a lo que se denomina como ejemplares ensillados y que
se debe a la existencia de lordosis en la columna vertebral. El tercio posterior
es redondeado y está bien proporcionado, mientras que las extremidades son
largas y finas. La cola alcanza igualmente una longitud considerable y finaliza
en un borlón bastante poblado por lo general.
En el encaste Villamarta predominan las pintas negras, aunque a
veces se dan ejemplares tostados, castaños, colorados y cárdenos, pudiendo
aparecer con menor frecuencia ensabanados y berrendos del tipo aparejado. Los
accidentales que acompañan a estas capas suelen ser el mulato, chorreado en
morcillo, calcetero, coliblanco, bragado, meano, girón, lucero, facado,
estrellado y caribello, principalmente.
LAS VACAS DEL ENCASTE DE
VILLAMARTA
Las hembras se corresponden con los rasgos generales del
prototipo del encaste y son igualmente de buena alzada, largas y hondas.
Su cabeza es predominantemente de perfil recto, estrecha de
sienes y alargada, provista de encornaduras bien desarrolladas y astifinas, que
se dirigen generalmente hacia arriba (corniveletas), predominando las de
coloración blanca (astiblancas).
El cuello es largo, el tronco ancho y profundo, con la línea
dorso-lumbar un poco ensillada por lo general y la ventral escueta, otorgándoles
un aspecto más galgueño que el de los machos, mientras que la grupa es un poco
angulosa. Las extremidades resultan considerablemente largas y finas, lo mismo
que la cola.
EL COMPORTAMIENTO DEL ENCASTE DE
VILLAMARTA
Correspondiéndose con la variada morfología característica de
un encaste creado a partir de numerosas mezclas, el comportamiento de los
vacunos derivados del encaste de Villamarta tampoco ofrece unas pautas generales
e impera una cierta disparidad en función de la ganadería de que se trate. De
este modo resulta muy difícil encontrar afinidades entre los clásicos
"villamartas" de la casa Guardiola, los de Manuel Alvarez, los que se conservan
aún en las ganaderías derivadas de la de Bernardino Jiménez, los integrados
dentro del encaste de Núñez y hasta los del propio hierro de Villamarta.
Tradicionalmente los ejemplares de este encaste han sido
calificados como animales encastados pero nobles, con fijeza y prontitud,
capaces de ayudar al triunfo de los toreros dotados de mejor técnica, pero
complicados por su excesivo genio cuando no son dominados desde el
principio.
No obstante, esta pauta general de comportamiento admite en la
actualidad tantas interpretaciones como ganaderías derivan de este encaste,
pasando por unas en las que impera la irregularidad en el comportamiento de sus
productos, otras marcadamente suaves y de mayor docilidad para los diestros,
como sería la de Alvarez, y otras más temperamentales y encastadas como las de
Guardiola.
En cualquier caso se trata de un encaste minoritario en la
actualidad dentro del conjunto de la cabaña brava española, cuya principal
virtud ha sido su idoneidad para la realización de cruces afortunados en los que
ha participado como linea materna y que en algún caso han llegado a convertirse
en otros encastes nuevos, tal y como ha ocurrido en el caso de Nuñez.
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